La huella social, también conocida como huella de impacto
social, se refiere al conjunto de efectos y consecuencias que una
empresa genera en la sociedad y en las comunidades en las que está presente.
Esta dimensión de la sostenibilidad empresarial se centra en evaluar cómo las
acciones y operaciones de una empresa afectan a las personas, sus derechos, su
bienestar y el desarrollo de la comunidad en general.
La importancia de los asuntos sociales se ha puesto de
manifiesto con la evaluación de los criterios ESG, así pues, la huella
social puede dividirse en 3 componentes: bienestar social, economía local y
entorno.
La huella social abarca una amplia gama de aspectos:
·
Empleo y condiciones laborales: La
creación de empleo, el trato justo a los trabajadores, la igualdad de
oportunidades, el salario justo y las condiciones laborales adecuadas son
factores que se consideran en la huella social.
·
Impacto en la comunidad local: Cómo la
empresa interactúa con la comunidad local, su compromiso en proyectos sociales
y su contribución al desarrollo de la comunidad.
·
Derechos humanos y derechos laborales: El
respeto de los derechos humanos y laborales en toda la cadena de suministro y
operaciones de la empresa.
·
Relaciones con los clientes: La calidad
de los productos o servicios ofrecidos, la transparencia y el respeto al
cliente.
·
Contribución al bienestar social: Las
acciones de la empresa para abordar problemas sociales como la pobreza, la
educación, la salud y el medio ambiente.
·
Inclusión y diversidad: La promoción de
la diversidad e inclusión en el entorno laboral y en sus prácticas
empresariales.
En EMUCA apostamos por la integración de modelos que concilien la vida laboral y familiar, y por eso estamos certificados como empresa EFR desde 2006. Tal y como se indica en la memoria RSE nuestra empresa ha sido pionera en la obtención de la certificación EFR, situándose entre las 30 primeras empresas en conseguirlo en España y la primera del sector del mueble.
Todo esto también reporta oportunidades para empresa:
Ventaja competitiva: La sostenibilidad y la responsabilidad social están cada vez más valoradas por los consumidores y pueden ser un factor diferenciador en un mercado competitivo.
Atracción y retención de talento: Los empleados suelen buscar trabajar en empresas con propósitos más allá del lucro y con un impacto social positivo.
Acceso a nuevos mercados: Ciertos segmentos de mercado, como los consumidores conscientes y comprometidos, pueden ser más propensos a apoyar a empresas con una fuerte huella social.
Mejorar la reputación: Una empresa con una huella social positiva suele ser percibida de manera más favorable por sus clientes, empleados y la sociedad en general, lo que puede mejorar su reputación y atraer a más clientes.
Gestión de riesgos: En un mundo cada vez más interconectado y transparente, las empresas que gestionan adecuadamente su huella social están mejor preparadas para enfrentar riesgos reputacionales y legales.
Innovación y eficiencia: La atención a la huella social puede impulsar la innovación y la eficiencia en los procesos empresariales, abriendo oportunidades para nuevos productos y servicios.
Colaboración y alianzas: Una huella social positiva puede facilitar la creación de alianzas con otras organizaciones que comparten valores y objetivos similares.
En resumen, la huella social es un aspecto crítico de la sostenibilidad empresarial que va más allá de la rentabilidad financiera. Las empresas que comprenden y gestionan su impacto social contribuyen al bienestar de la sociedad.